Disponible Otra Vez la Mandarina Regenerativa

Al lado de un mandarino medio cosechado, en la foto aparece un manzano (que a mediados de diciembre todavía no ha perdido sus hojas, ¡qué horror!). Es un ejemplo de la diversificación de cultivos que está funcionando bastante bien en Senda Silvestre. Al fondo se ve la montaña escarpada que sufrió el incendio forestal en abril. El cielo nublado tienta pero las angustiadas lluvias todavía no vienen.

Veo señales de estrés térmico e hídrico, y pienso en una nueva noticia en la revista científica Nature que nos informa que un árbol comienza a morir a los 46,7 grados. Es una temperatura a la cual no hemos llegado todavía (el record hasta ahora en nuestro valle es de 45,3 C). De los aproximadamente 80 mandarinos productivos, unos 4 o 5 se han quedado moribundos, aunque todavía con la posibilidad de recuperarse después de una buena lluvia. Este año, además, hay más fruta demasiado pequeña como para comercializar (se llevará a ‘la peladora’ para convertirse en zumo). La fruta la veo más afectada por plagas (un árbol estresado cuenta con menos energía para defenderse de ellas). Algunos campos al lado, sin embargo, han sufrido notables pérdidas de árboles enteros y el valle se ha llenado varias veces del humo de tanto quemarlos. No saco conclusiones por las diferencias que hay entre variedades, el uso de riego a manta vs. de goteo, etc.

Me limito a presentar este gráfico de cuatro análisis de suelo de Senda Silvestre, para mostrar el incremento de la materia orgánica al largo del proyecto. Alcanzar un nivel de 4% sería la gran meta, pero es difícil llegar hasta allí en estas tierras semi-áridas. Pues, vamos por el bueno camino, y no nos olvidemos que esa materia orgánica proviene de gases de efecto invernadero capturados de la atmósfera. Significa menos dióxido de carbono donde no lo queremos, mientras mejora el suelo; los árboles, agradecidos, producen fruta más sabrosa.

Deja un comentario